Todo es armónico y
solidario en la creación, así en el orden físico como en el moral; todo
progresa y se perfecciona; todo marcha, ya sea con inconcebible rapidez, ya con
oscilaciones más o menos lentas hacia el Objeto final a que
los inescrutables juicios del Creador destinan su obra.
Del mismo modo que en
la tierra se han ido manifestando y adaptando los organismos a las diversas condiciones
vitales del planeta, en las distintas épocas geológicas, y han ido
constantemente perfeccionándose hasta llegar al hombre, en virtud de leyes
supremas, así también se observa un mejoramiento permanente en las condiciones
morales de la humanidad, considerada en conjunto, desde las épocas históricas
más remotas hasta la Actualidad.