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lunes, 3 de noviembre de 2014

entrada # 50 ¿EXISTE DIOS?...

Hay quien pregunta si existe Dios. Pues la Creación dice que ¡Sí! Y cada escuela lo define a su manera.
La Teología pinta un Dios pequeño al alcance de la idea del hombre, y el racionalismo, en cambio, dice que Dios es el alma de la Creación, que no se le puede definir, que sólo la ciencia podrá comprender algo de la divina causa.

El Universo no tiene principio ni fin conocido por el Espíritu, porque el principio y el fin es el Dios mismo.
Los espiritistas creemos que el Espíritu es como un libro blanco cuando Dios lo crea, y el progreso es el encargado de escribir sus páginas.
Dios ha creado los mundos del trabajo, no los mundos del dolor.


El Espíritu es puro en su origen, porque Dios no puede hacer nada imperfecto, y si este Espíritu al ser creado fuese a habitar en los mundos de luz:
¡Dónde la vida es una sonrisa!
¡Dónde la penalidad no se conoce!
¡Dónde el organismo está libre de dolencias, y el alma de remordimientos!
¡Dónde la inteligencia del Espíritu abarca con una mirada todo cuanto se pueda saber en millones de existencias!
Si el alma al ser creada la dejasen en ese edén,
¿Qué mérito tendría la virtud?
¿Qué valor tendría su talento si el amor y la ciencia alfombraran su camino de flores, como en los cuentos de hadas? ¿Qué vida sería la de estos seres sin haber conocido el dolor?.
¡Sin saber lo que vale una lágrima, no se sabe apreciar una sonrisa!
¿Cómo vivirían estas generaciones sin haber experimentado una contrariedad en esa contemplación seráfica sin recuerdos y sin aspiraciones?
¡La vida sin deseo dejaría de ser vida! ¡Vivir sin ansiedad no es vivir! Porque el tiempo es la ansiedad de los siglos, que siempre corre buscando un más allá.
La vida de perfecta satisfacción es pobre, ¡Falta en ella la lógica!, ¡El incentivo del trabajo!, ¡El deseo de lo desconocido!, ¡La sed de la ciencia!, ¡La sed del infinito!.


El Espíritu no ha nacido para la contemplación estática, ha recibido la inteligencia para utilizarla, para que le sirva de intermediaria entre Dios y él, por esto, los espiritistas creemos muy posible que el alma entró en la lucha de la vida semejante al niño (en su inocencia), con completa libertad de acción y rudimentaria inteligencia, el niño de la
Tierra tiene una vida en sus primeros años apropiada a sus conocimientos y al desarrollo de sus fuerzas; pero como en el hombre hay un principio de origen divino, porque su
Espíritu es un átomo luminoso desprendido de la aureola de Dios, el hombre lleva en sí el germen del progreso, y no necesita más que la varita mágica del trabajo le ayude en su empresa, y antes que todo, adquirir cierta sensibilidad, que hace sentir el hambre, la sed, el
frío y el calor, y tener necesidad de otro ser para compartir las horas de su vida, y en este lento desarrollo, el alma, educada por ella misma, va mejorando la condición de su existencia y engrandece su esfera de acción, y el ser humano llegó a ser un hombre civilizado comprendiendo la belleza de la Creación. En este supuesto no es ningún absurdo creer que al dejar su envoltura, y al encontrarse frente a frente consigo mismo pida nueva luz para iluminar su camino y mundos mejores para colonizarlos.
La vida así tiene un objeto racional, tiene una tendencia a la perfección. Tiene un desarrollo que guarda armonía con las leyes de la Creación porque los árboles primero se cubren de hojas, después de flores, y por último dan el fruto, y todo tiene su tiempo fijo y Su periodo determinado.
 ¿Por qué no ha de tenerlo el progreso del Espíritu? ¿Por qué éste ha de vivir sin el progreso del trabajo?
La misma naturaleza nos enseña que el trabajo es la ley de la vida, que todo tiene su desenvolvimiento laborioso; por lo tanto, creemos los espiritistas que su progreso ha sido obra de siglos.
Nosotros no estamos por la teoría de la gracia; somos partidarios de la teoría de la justicia. Creemos que lo que no se gana no se obtiene, y encontramos más razonable el trabajo incesante del Espíritu que la perfección del alma con un goce sin recuerdos; y
Además que la vida misma, y las diversas aptitudes intelectuales que vemos en los hombres, los genios precoces, las inteligencias gigante que de vez en cuando aparecen como fugaces
Meteoros, todo demuestra que el alma viene de muy lejos, que no ha comenzado a vivir ahora, y por último, la comunicación de los espíritus ha venido a decirnos el porqué somos libres pensadores, y es que las generaciones del siglo XIX se compone en su mayor parte
De los reformadores de pasados siglos.

Los herejes de ayer somos los racionalistas de hoy, y encontramos por medio de la comunicación ultra-terrena una ley de continuidad. Así el Espiritismo tendrá sus escollos  porque es una escuela que no ha sido bien estudiada, y de la cual podrán apoderarse algunos pobres charlatanes. ¡De que no se apodera la vulgaridad!.
Pero comentada y analizada como debe analizarse, se encuentra en ella la lógica, la razón y la verdad.
Fragmento tomado del libro:
 LA LUZ DEL PORVENIR  CAPÍTULO I (Amalia Domingo Soler)
Descargas gratis el texto completo español: biblioteca: http://www.luzespiritual.org/
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Cada conciencia es una creación de Dios, y cada existencia es un eslabón sagrado en la corriente de la vida en que Dios palpita y se manifiesta.

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