ANUARIO ESPÍRITA 2007
PRESENTACIÓN:
Hace
muchos años, antes de abandonar mi despojo carnal en la Tierra, prometí a Dios
y a mí mismo, escribir algo que combatiese el suicidio. No obstante, hasta ahora,
no me fue posible el cumplimiento de la promesa, pues se me escapaban argumentos
y posibilidades con que demostrar la lógica del mal que el suicidio representa
para la Humanidad. Muchas veces me afligí con la noticia de que diversas mujeres,
arrebatadas por la pasión del amor humano, habían imitado el gesto de cierta heroína
famosa en una de mis novelas,
1,
(Ana Karenina), dándose a la
tragedia de un suicidio
Inspirado en ella. En más de un libro que escribí,
entonces, pinté el suicidio de sus héroes, pero dejando de presentar el
concepto moral, la consecuencia aterradora de tal gesto en la vida del Más
Allá, para aquél que lo practica en la Tierra.
Si los infractores se inspiraban en los relatos contados por mí, siempre muy leídos y acatados, me sentía culpable, causante de aquella desgracia, y llegué incluso a lamentar la inspiración que me llevó a concluir dramas íntimos y sociales con suicidios tan impresionantes como los que creé para mis personajes. Me arrepiento ante Dios y los lectores de la falta, declarando que estoy haciendo lo posible por repararla.
Si los infractores se inspiraban en los relatos contados por mí, siempre muy leídos y acatados, me sentía culpable, causante de aquella desgracia, y llegué incluso a lamentar la inspiración que me llevó a concluir dramas íntimos y sociales con suicidios tan impresionantes como los que creé para mis personajes. Me arrepiento ante Dios y los lectores de la falta, declarando que estoy haciendo lo posible por repararla.
Después
de mucho tiempo de una paciente espera, conseguí los medios para intentar
cumplir mi promesa, por lo menos en lo que atañe a la literatura. Si mi mente, engendrando suicidios literarios que modelaron otros
suicidios, me envolvió en esa faja atormentada, hoy, superando el desequilibrio
proveniente de ahí, intentaré reconfortar corazones frágiles, vacilantes en las
horas difíciles de las pruebas, alejándolos así del pavoroso abismo.
Que Dios bendiga a las almas buenas que me ayudan a retirar
de la conciencia el peso de un remordimiento que comprometió mi paz.
Río de Janeiro, 13 de
junio de 1973.
CARLA ALEXEIEVNA
“El hombre no tiene nunca el
derecho de disponer de su propia vida, porque, sólo a Dios corresponde sacarle
del cautiverio terrestre cuando lo juzgue oportuno.
Sin embargo, la justicia
divina puede calmar sus rigores a favor de las circunstancias, pero reserva
toda la severidad para aquél que quiso sustraerse a las pruebas de la vida. El
suicida es como el prisionero que se evade de la prisión antes de cumplir la condena
y a quien, cuando es vuelto a capturar, se le detiene con más severidad. Lo mismo
sucede con el suicida que cree escapar a las miserias presentes y se sumerge
En desgracias mayores”.
(El Evangelio según el
Espiritismo, de Allan Kardec, Capítulo XXVIII,
Prefacio
de la “Oración por un suicida”, nº 71, 41ª Edición del IDE-Mensaje Fraternal).
Fragmento
del libro: UNA LECCIÓN SOBRE LAS
CONSECUENCIAS DEL SUICIDIO-
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completo español: biblioteca: http://www.luzespiritual.org/
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